Es el tejido de sostén por excelencia en el cuerpo humano.
Hay quien asegura que tiene más que ver que el mismo esqueleto en la forma de nuestro cuerpo.
Es un tejido muy sensible pero a la vez muy resistente.
Recubre cada estructura del cuerpo; y cuando digo cada es CADA. Cada vena, arteria, nervio, órgano…
También a cada músculo y a cada fibra muscular dentro del músculo.
Es, por poner un ejemplo, como si a una naranja le quitásemos «lo naranja» y nos quedara la pulpa. Observa una naranja cuando tengas ocasión. Si te fijas bien, verás que si suprimiéramos la parte naranja (el zumo) nos quedaría una estructura tridimensional de color blanquecino. Esa sería la fascia de la naranja, en el caso del cuerpo humano, es exactamente igual.
Se comporta como un sensor de posición y de movimiento del cuerpo en el espacio. Informando al cerebro en todo momento y recibiendo información de éste, modificándose en tiempo real en base a esta información.
Posee un movimiento continuo de deslizamiento. Simplemente por el hecho de que respires o de que tu corazón lata, la fascia de todo el cuerpo está en continuo movimiento.
Tiene muchísimo que decir en la recuperación de las cicatrices, sobre todo en las debidas a intervenciones quirúrgicas.
Es como una segunda piel. De hecho es el nexo entre la piel y el músculo (en realidad, entre la piel y cualquier estructura del cuerpo); permitiendo al fisio llegar a todas las estructuras a través de la piel.
Hay técnicas de fisioterapia específicas para ella, manuales e instrumentales. De ellas te hablaré en futuros artículos. Todas se engloban en el concepto de terapia miofascial.
Por cierto, en Clínica Nara nos encanta tratarla para ayudarla a ayudarte a sentirte mejor.
Te la presentamos cuando quieras!!